¿Qué sucede con aquellos jugadores que están invitados a los campos de entrenamiento, pero están fuera del roster de 25 jugadores y no logran quedarse en el equipo?
Liga del Cactus, Liga de la Toronja, entrenamientos primaverales... Todos estos tópicos nos traen a la mente una sola cosa; El béisbol de Las Mayores ha regresado.
Alrededor de mitad de febrero deben reportarse lanzadores y receptores a sus respectivos equipos para iniciar con las prácticas, días después los jugadores de posición deben reportarse de igual manera. Durante alrededor de 40 días los equipos se medirán entre ellos mientras sus jugadores retoman la forma física y mental.
Los equipos invitan a un número específico de jugadores prospectos para medir el rendimiento de estos enfrentándose a jugadores más experimentados, muchos de estos jugadores tienen claro el rol que jugaran durante los entrenamientos y saben que una vez termine la pre-temporada volverán a sus respectivos equipos en las ligas menores.
Pero hay otros jugadores que en su mayoría son veteranos en busca de un puesto en el roster, para ellos los entrenamientos primaverales son la única oportunidad que tienen para demostrar que tienen el talento suficiente para quedarse en el equipo y rendir al mismo nivel, esta situación crea un ambiente de mucho stress alrededor de los jugadores y la presión puede ser enorme.
Cuando un jugador no logra quedarse en el equipo grande y es enviado ya sea a las ligas menores o es dejado libre por la organización la autoestima disminuye y muchos de estos jugadores pierden la confianza en su talento. Es en ese momento en que los profesionales de la conducta cobran más importancia para elevar el ánimo de estos jugadores y revivir ese espíritu de lucha que les caracteriza como atleta.
El no lograr quedarse en el roster de 25 hombres de un equipo de grandes ligas no significa que el jugador no tenga el talento suficiente, significa que en ese momento la organización no lo considera para formar parte de ese roster ya que tiene las piezas suficientes y necesarias para ser contendor en sus respectivas divisiones.
Una vez más nos damos cuenta que la vida del jugador de béisbol no es “sencilla” y “divertida” como muchos fanáticos nos dicen. Requiere mucha disciplina, trabajo duro, sacrificio, entrega, seriedad, respeto a si mismo, a sus compañeros y al juego, motivación y un nivel alto de inteligencia emocional.
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